lunes, septiembre 25, 2006

Parejita de moda

Mi pequeño corazón bicolor de gominola, ¿no te gustaría ir esta tarde al Ikea? Tenemos el nuevo piso vacío de muebles y a mí, habiendo cobrado la mensualada, no me parece de recibo tener el culo pegado al parquet mientras visiono la televisión.

¿Pero acaso no lo llena todo nuestro amor? ¿Qué ha sido de nuestros planes?

Vayamos los dos, en mutua compañía, y quizás encontremos algo de nuestro agrado.

Cariño mío, ¿no te parece que esta escobilla de váter resume toda nuestra filosofía vital?

¿Y qué me dices de esta chaise longue a bajo precio? Es tan inconcebiblemente hermosa que se me están poniendo los pelos como escarpias. ¡Abrázame fuerte!

Sellemos nuestro destino aquí por siempre, pues es éste el mundo mejor que forjaron nuestros padres para nos, y con sendos esputos sangrientos en la palma de las manos, firmemos esta declaración de amor. Que el pago a cómodos plazos de esta cocina extraíble con baldas regulables no lo separe el hombre.

Te quiero, Pamkin.

Te quiero, Joni Buni.

martes, septiembre 12, 2006

Cómo conocer gente maja en Internet

Bienvenidos, amigos, a otro panfleto barato de las artes amatorias en la red. En otro intento más de ridiculizar a la gente y hacerlos quedar como los más menosmola, sugiero rendir homenaje a una página especial: Country Match, el Matchpuntocom de USA. Os preguntaréis por qué me voy tan lejos si aquí mismo puedo encontrar bonitos ejemplares de degradación humana. La respuesta es bien sencilla, prefiero que me hackakereen, me spameen y me dediquen insultos agraviosos desde el otro lado del charco.

Ahora que está todo aclarado, vayamos a lo que nos interesa: profiles con fotos de esa bendita web. Aquí tenemos al cowboy cristiano, no me digáis que no lo amáis:


En esta página puedes encontrar lo que buscas, desde Missisipi a Nebraska, habrá algo para ti. Miren con lo que me he topado cuando buscaba una compañera sentimental lesbiana de 70 a 80 años, una viuda hawaiana que nos enseña la valiosa lección de que nunca es tarde para replantearse la propia condición sexual:

Podría ser tu abuelita

Aparte de estas delicias al alcance de cualquiera, también está, por qué no, la posibilidad de conocer a famosos que, nuevos en la red, pierden todo espíritu de jerarquía. Así, mi reverenciada Eva, se habla de tú a tú con John Waters (en el myspace hay más flow, y las cosas suceden de modo diferente), también puedes quedar con un conocido artista polifacético y follártelo a gusto (basado en una historia real), pero no diré nombres porque no me gusta señalar con el dedo.



Por mi parte, escribiré aquí, para vuestro regocijo y poniendo mis tripas sobre la mesa-blog barbacoa, una historia de amor y desamor, con altos mandos del ejército israelita y gente de la NASA implicada, acertijos, embriones y huidas.

Cuando cuento algún chiste antisemita la gente me suele preguntar “¿por qué tanto odio?” Y es entonces cuando sale de mi boca esta frase: Para que lo entiendas te tengo que contar…

… ¡la alucinante historia del Masón que conocí por Internet!

Corría el año 2001, Odisea en la red, y había diseñado una página minimalista feminista. Como me sentía una persona tope de profunda, colgaba mis poélicas que destilaban ese tufillo de admiración irrefrenable del que acaba de descubrir a John Fante, William Saroyan y Bukakkekowski. Cosas de la postadolescencia. En dicha vulnerabilidad, un hombre pareció interesarse por mi arte (mi arte vaginal), decía representar a una antigua casa judía de nombre X y cito textualmente “mi casa es una casa que vivía en este mundo hace muchos años. Vivía en este continente y tenía princesas y reyes cuando algunos pueblos no sabían ni lo que era una espada.”

El tipo no paraba de repetirme que yo era una persona sumamente sensible y me daba datos que eran más bien acertijos sobre “su organización”. Cuando digo acertijos quiero decir acertijos: o sea, que aquello era algo así como una jodida yimkana intelectual. Él me hacía preguntas y me daba pistas sobre dónde encontrar la información. Esa pista llevaba a otra y así sucesivamente. Yo le replicaba que estos jueguecitos no me gustaban pero lo cierto es que me pasaba horas en la biblioteca como una gilipollas. Al final, llegué a hacer hasta una ficha en Word que aún conservo con todos estos datos que son aún un jeroglífico para mí (Watkins, experimento Grace, el Rey Enrique II, templo de Rajipur Sikri). Joder, qué mal viaje.

Se lo conté a un amigo y me dijo que ese tipo se estaba riendo de mí, que posiblemente era un psicópata en silla de ruedas sin nada más que hacer que marearme. Estaba claro que yo no podía explicarle a nadie que se daban coincidencias extrañas y que allí algo olía a podrido. Como por ejemplo la vez que me llamó con prefijo austriaco y me contó algo de unos embriones y una nueva generación de super-hombres, o cómo me explicó con sumo detalle un accidente militar antes de que saliera en las noticias. Vale, que el tío me quería follar eso estaba claro, ¿pero no era plausible acaso que hubiese algo más?

Así que, cual Mata-Hari sin bragas, dispuesta a desentramar ese misterio, me dirigí a un hotel de cinco estrellas de cuyo nombre no puedo acordarme y donde habíamos quedado. Ni cabe decir que yo no había visto ni una puta foto de él y ni la había pedido ocupada en otros quehaceres, pero, como la abuelita hawaiana, sí recuerdo que se había expresado de este modo “Algunas mujeres me encuentran atractivo por la calle”. Por el camino, iba pensando que mucho asco no podía dar si alguien dice esto de sí mismo, y además qué coño, es sólo un polvo, y así SABRÉ MÁS.

Es entonces cuando abre la puerta un hombre de cuarentaymuchos, encorbatado, barriga y entradas prominentes. En ese momento me di cuenta de que yo no tenía ni estómago ni madera de detective y huí por el pasillo, sin mirar hacia atrás.

La moraleja de esta historia, queridos niños, es que aprendáis de kaleitroscópica, pidáis muchas fotos y no habléis con gente rara, y mucho menos con el hombre de los caramelos.

viernes, septiembre 08, 2006

Carlito Brigante


¿Puedo hacerte una pregunta personal?

La que quieras.

¿Has matado alguna vez a alguien, Charly?

Lo siento.

Bueno, la verdad es que no es una pregunta fácil, no puedo contestarla así.

Lo siento, olvídalo, no hace falta que contestes.

Cuando era niño en Harlem Este, los italianos decían que ningún latino podía ir al este de Park Avenue. Los negros decían “ningún puertorriqueño al oeste de la Quinta Avenida” y eso no nos dejaba mucho espacio para movernos. Por ejemplo, si quería ir a Central Park a jugar con los patos lo tenía fatal. ¿Qué hacía? Pues ir igualmente. Iba por la Calle 106 en Central Park cerca del lago y tropecé con una pandilla que me rodeó amenazándome, se me calentó la sangre, saqué la navaja y dije “vamos, pelearé con cualquiera de vosotros”. Dijeron “No, tío, ¡vamos a chingarte!”. Y sacaron pistolas caseras. Pistolas hechas por ellos, de ésas que tiras del gancho y disparas las balas directamente. Piiiiiing. Si te dan en la cabeza estás perdido. Ésa fue la última vez que me pillaron en pelotas, a partir de entonces llevé mi propia pipa. Me he cargado a algunos… sí, pero no es como si un día lo decidieras y ya está. Haces lo que tienes que hacer para sobrevivir. De algún modo, acabas donde estás.

domingo, septiembre 03, 2006

Madera de bloj: The Review

CRÍTICAS:
“Aburrido, soez y esdrújulamente rebuscado. El autor, que debería haber alcanzado ya la madurez literaria, nos toma por tontos en este ramplón juego de palabras sin significante y sin significado”. El País.

“Otro timo más de la mano de Íker Jiménez”. Libertad Digital

“No es digno de un Premio Nobel. Una vergüenza para el gremio”. José Saramago

“Me gustó más que Viaje a la Alcarria”. Jiménez Losantos

El libro post-mortem de Camilo José Cela, dictado íntegramente desde el Más Allá en psicofonías captadas por Íker Jiménez, ha despertado mucho recelo en la sociedad de críticos de nuestro país. Salvo contadas excepciones, se ha llegado a perder el respeto a una persona - que no olvidemos que está fallecida- con palabras dirigidas a su obra tales como “mierda, basura, no lo compres”, todo en la misma frase. Pero en esta España donde los muertos hablan, un ensayo sobre un tema tan en boga como el mundo de los blojs no es aceptado por todos y, sin duda, pasarán siglos (e incluso décadas) hasta que se trate a esta maravilla como lo que es: UNA OBRA MAESTRA.

¿A qué temen aquellos que lo critican? Pues que había que decirlo y él, amigos míos, lo ha dicho y bien claro. Sin haber sido una persona que en vida se preocupara en demasía por el prójimo y habiéndose labrado una reputación de personajillo gruñón (digamos que a la gente le jodía que ese hijoputa hubiera escrito La Colmena, por ejemplo), vuelve con una personalidad totalmente remodelada, tal y como afirma en su prólogo: “necesito enmendar el daño que he hecho, quiero ayudar a la gente”.

Me lo creo, Don Camilo. Y qué mejor manera para hacerlo que deleitándonos con este libro de estilo dedicado a los blojs, bitácoras y un millón de etcéteras para nombrar la misma cosa, en definitiva, una forma de comunicación que hoy en día emplea desde el adolescente rebelde hasta el ama de casa. La tecnología, con el Generador Postal 1.0, ya había intentado ayudar al blojjer que, inmerso en el mundo moderno con sus trajines cotidianos, no tenía suficiente tiempo para dedicar a su bitácora en Internet. Ahora, ¿por qué elegir programas fríos y robóticos cuando un verdadero maestro artesano te puede enseñar a escribir como los ángeles? Eso, amigos, no tiene precio. Pero, dudando que ustedes se quieran leer las casi quiniéntas páginas que forman este Decamerón de los blojs, les resumiré los puntos principales.

Un buen bloj (por Camilo José Cela, AKA motherfucker from Hell)

Para empezar, el atrezzo es lo más importante y con esto ya lo tienes casi todo ganado: como véis a la derecha yo este punto lo cuido mucho. Es primordial llenar tu bitájora de tonteridas varias, que van desde la mascota oficial a encuestas que pueden parecer ridículas aunque vitales para ti y los tuyos. Si eres mujer y tienes una parte del cuerpo que no dé demasiado asco, puedes hacerte una foto como la que yo tengo y así atraerás muchos rabos a tu página. No son rabos, son personas, y muchas veces blojjers, con lo cual esto nos viene de perlas. Si estás excesivamente obesa (nada que no pueda retocar el photoshop, mujer) y básicamente te da palo mostrarte pues eres de natural tímida, lo mejor es acudir a Google y buscar una foto de una chica bonita.

No hay buen atrezzo sin muchos links y éstos no os olvidéis que son la puerta de entrada a la blojosfera. Hay blojjers que este punto se lo han trabajado al máximo y no ha tenido que venir Don Camilo a enseñarles nada nuevo. Si pasado un tiempo no recibes un feedback, o sea, que las personas que has enlazado a tu página con toda tu buena intención no te enlazan a ti, puedes quitar ese enlace pues ellos no han sabido comprenderte en toda tu magnitud.

El nombre de tu bloj es algo muy personal, aunque el señor Cela insta a que te defina y, a la vez, que sea algo modesto, como que lo has hecho casi sin pensar, como que te la trae un poco floja. “Ya ves, pasaba por aquí y mira, al final me he liado y hasta me he comprado un dominio.” Ésta es básicamente la línea a seguir.

Para ser un blojjer crepe susset es necesario tener un perfil contundente, has de dejar claro que has visto muchas películas y que incluso te has leído algunos libros (lo que se llama vulgarmente en el lenguaje de la calle un "yonki de la palabra escrita") Que no eres un gilipollas cualquiera, vaya. Así, la gente que vaya a visitar tu página será más o menos del mismo nivel intelectual que tú, y hasta Don Camilo podría visitar tu webloj si das la talla, robándole la wifi en el averno al mismísimo Lucifer porque ello lo vale.

Soy bizarrRRo: me gustan los boleros y el jazz.

El contenido: Ésta es la parte del libro que deja un interrogante enorme en la cabeza de los lectores. Los blojs pueden tratar tanto temas mundanos como líricas que te llegan al corazón en un instante. Digas lo que digas, siempre será bonito referirte a otro amigo blojjer para que sepa que te acuerdas de él. Algo así como:

“Este artículo se lo dedico a 6dedosgordosdelpie por iniciarme en el hodio a los blojs y descubrirme un mundo nuevo. Gracias, hamigo. Te hamo.”

Y, por último, y no por ello menos importante porque, junto con los links, es la esencia de toda bitácora que se precie nos quedan los comentarios (comments, en inglés). Habrá mucha gente que dejará comentarios malignos de forma anónima. Sí, a ti, que has compartido un trocito de tu vida de forma totalmente gratuita. Esa gente ha destrozado a otros que tenían verdadera madera de blojjer. Se llaman trolls y, como en el boxeo, van desde los paja y superligeros a los pesos pesados. Aquí, Don Camilo, en su inmensa sapiencia nos recuerda que no debemos tenerles mucho miedo pues en la vida real también existen trolls, que son aquellos que van hablando mal de ti en la oficina, o blackandeckereándole la oreja a tus amigos. Pero ésos sabemos quiénes son y siempre podemos partirles la cara. AQUÍ NO. Así que cuidado con ellos, amigos blojjers.

Básicamente, disfrutad de vuestro pequeño y mágico espacio que Dios os ha otorgado en esta red de redes y no os dejéis amedrentar en vuestro empeño por gente que tiene poco más que el coeficiente intelectual de una cabra.

A blojjear! See you in hell motherfuckers!

Camilo&KGirl