Interrumpimos nuestra conexión con Do Luong para narrar los acontecimientos que sucedieron en la noche del pasado viernes.
Era el último día del festival de cine de Gijón. Los que no nos habíamos decantado por la burbujeante chispa chisposa de Eva Hache en la gala de clausura, estábamos esperando para entrar a ver un documental cuya sinopsis clamaba : "experimentación erótica de París a Nueva York y de Tokio a Río".

Como se trataba de la última proyección, la gente regalaba a cualquier maromo que pasara por allí los bonos que les habían sobrado, hartos ya de tanta experimentalización. A mí también me había sobrado uno que ingenuamente pretendía "revender" por el mismo precio por el que lo compré. Pero al momento supe que en ese mercado de la filantropía cuyo lema era "para que no se pierdan", no tenía mucho que hacer.
Así que entré en la sala con el extrabono en mi misántropo y hostil bolsillo - porque donde pago, cago - y poco más.
Nos sentamos en la última fila. En el extremo se encontraba un hombre de unos cuarenta y tantos años, no llevaba ningún tipo de lentes y además estaba sentado solo. Comprendí al instante que era uno de aquellos receptores del bono sobrante de algún alegre popi.
En el suelo había depositado una pequeña bolsa de supermercado. Sin duda, su mujer e hijos podrían esperar por el alimento hasta que él terminara de ver esa obra fílmica (esta hipótesis corre de mi cuenta).
Comienza la proyección, que desprende un tufillo epatador, tratando quizás de abrir los ojos a esta buenas gentes de provincias acerca de cómo se lo monta la gente sexualmente por el mundo. Lo cual tendría cierto sentido si:
- en el ámbito rural no se llevara practicando el bestialismo ( mucho más transgresor que cualquier tipo en mallas zurrándole en el culo a otro) desde tiempos inmemoriales.
- en la ciudad no conociéramos el Internet y por ende rarezas sexuales que dejan al swapping como un juego de niños light y descafeinado.
Aún así, al menos no te entra la modorra, como me había venido ocurriendo, a excepción de la coreana Host, con las otras películas del festival.
Cuando comienza la sección sobre travelos, un ruidito se oye a mi izquierda. Miro de reojo al hombre del extremo, separado de mí por una butaca vacía.
Chofi
Chofi
No puede ser, me dije, no es posible que se esté haciendo el amor. Observo a mi alrededor con el fin de encontrar una mirada cómplice y amiga, para decirnos con los ojos "¡se está haciendo una galoyaca!"
Pero no. Todo el mundo pone su atención en la pantalla, donde un shemalote, de nombre Lucerito, está dándole por el culo a un tarao por las pollas y las tetas todo en uno. Eso sí, con un velo de blur, por lo del erotismo.
Pienso que deben ser imaginaciones mías cuando de repente el tipo cambia de táctica: para acallar el chofi-chof que hace la palma de su mano izquierda contra la carne en barra, comienza a hacer tintinear a un ritmo frenético las monedas que tiene en su bolsillo derecho.
Como los leuros hacen bastante ruido, la chica que tiene delante vuelve su cabeza. Al momento él coge su chaqueta, se la coloca por encima de su mortadela y para de dar el coñazo con las moneditas.
Así transcurren cinco minutos eternos, arriba y abajo. El asco y la fascinación son sentimientos encontrados en mi cabeza. El asco le dice a la fascinación "hola", la fascinación le contesta "buenas noches, ¿te hago un pajote?".
Se acaba la sección travelos, pasan a suspensiones y piercings audaces. El tipo acaba con lo que estaba haciendo, y no me extraña. Diez minutos antes de que acabe el documental, recoge sus cosas y se larga por el pasillo, con el cuerpo encogido.
Y aquí no ha pasado nada.
Era el último día del festival de cine de Gijón. Los que no nos habíamos decantado por la burbujeante chispa chisposa de Eva Hache en la gala de clausura, estábamos esperando para entrar a ver un documental cuya sinopsis clamaba : "experimentación erótica de París a Nueva York y de Tokio a Río".

Como se trataba de la última proyección, la gente regalaba a cualquier maromo que pasara por allí los bonos que les habían sobrado, hartos ya de tanta experimentalización. A mí también me había sobrado uno que ingenuamente pretendía "revender" por el mismo precio por el que lo compré. Pero al momento supe que en ese mercado de la filantropía cuyo lema era "para que no se pierdan", no tenía mucho que hacer.
Así que entré en la sala con el extrabono en mi misántropo y hostil bolsillo - porque donde pago, cago - y poco más.
Nos sentamos en la última fila. En el extremo se encontraba un hombre de unos cuarenta y tantos años, no llevaba ningún tipo de lentes y además estaba sentado solo. Comprendí al instante que era uno de aquellos receptores del bono sobrante de algún alegre popi.
En el suelo había depositado una pequeña bolsa de supermercado. Sin duda, su mujer e hijos podrían esperar por el alimento hasta que él terminara de ver esa obra fílmica (esta hipótesis corre de mi cuenta).
Comienza la proyección, que desprende un tufillo epatador, tratando quizás de abrir los ojos a esta buenas gentes de provincias acerca de cómo se lo monta la gente sexualmente por el mundo. Lo cual tendría cierto sentido si:
- en el ámbito rural no se llevara practicando el bestialismo ( mucho más transgresor que cualquier tipo en mallas zurrándole en el culo a otro) desde tiempos inmemoriales.
- en la ciudad no conociéramos el Internet y por ende rarezas sexuales que dejan al swapping como un juego de niños light y descafeinado.
Aún así, al menos no te entra la modorra, como me había venido ocurriendo, a excepción de la coreana Host, con las otras películas del festival.
Cuando comienza la sección sobre travelos, un ruidito se oye a mi izquierda. Miro de reojo al hombre del extremo, separado de mí por una butaca vacía.
Chofi
Chofi
No puede ser, me dije, no es posible que se esté haciendo el amor. Observo a mi alrededor con el fin de encontrar una mirada cómplice y amiga, para decirnos con los ojos "¡se está haciendo una galoyaca!"
Pero no. Todo el mundo pone su atención en la pantalla, donde un shemalote, de nombre Lucerito, está dándole por el culo a un tarao por las pollas y las tetas todo en uno. Eso sí, con un velo de blur, por lo del erotismo.
Pienso que deben ser imaginaciones mías cuando de repente el tipo cambia de táctica: para acallar el chofi-chof que hace la palma de su mano izquierda contra la carne en barra, comienza a hacer tintinear a un ritmo frenético las monedas que tiene en su bolsillo derecho.
Como los leuros hacen bastante ruido, la chica que tiene delante vuelve su cabeza. Al momento él coge su chaqueta, se la coloca por encima de su mortadela y para de dar el coñazo con las moneditas.
Así transcurren cinco minutos eternos, arriba y abajo. El asco y la fascinación son sentimientos encontrados en mi cabeza. El asco le dice a la fascinación "hola", la fascinación le contesta "buenas noches, ¿te hago un pajote?".
Se acaba la sección travelos, pasan a suspensiones y piercings audaces. El tipo acaba con lo que estaba haciendo, y no me extraña. Diez minutos antes de que acabe el documental, recoge sus cosas y se larga por el pasillo, con el cuerpo encogido.
Y aquí no ha pasado nada.
52 comentarios:
El truco de las moneditas es muy bueno e imaginativo. Para disimular el Chofi Chofi el tipo también se podría haber puesto a chillar como un cerdo, ya puestos.
Magnífico post, como no podía ser de otro modo.
Siempre a sus pies.
PD: La cara de la foto me resulta familiar ¿es Alex de la Iglesia? Si no lo es, hay que ver cómo se le parece.
La cuasioscuridad de las proyecciones de cine induce cierta extraña impudica en algunos hombres, mayores, sobre todo los que andan por el medio siglo.
Mala suerte la suya, kaleidoscopegirl, de tropezarse con los oscuros deseos transexuales, con onanismo intempestivo y todo, de uno de esos especímenes.
No debió sentarse en la última fila del cine. Los bujarrones tiene especial querencia por ese rincón. Tuvo suerte usted de ser chica. Si fuese un chico es muy probable que le hubiese animado a participar de la "lluvia de amor" de un modo más... cercano.
Bueno, no iba a decir nada acerca de este despropósito y me encuentro con que Darth Pomada no lo ha dicho por mí mejor de lo que yo lo hubiera hecho.
Aunque también estoy en desacuerdo con el texto porque, Girl, ¿de verdad piensas eso de los pajotes? Los pajotes son lo mejor que nos ha dado la vida y lo digo de verdad.
Tu concepción de la vida me da hasta pena.
Vamos, que además me parece penoso todo esto.
Además, al festival de Gijón ya fui yo EN SEPTIEMBRE, y la idea se me ocurrió mucho antes, y ME HICE UNA MANOLA CON LA PARTE DE LA PELI QUE HABLABA DE LAS PUTAS.
Pues tuviste suerte, yo con lo sorda que estoy no hubiera escuchado ni chofi-chofi ni moneditas. Pero en todo caso creo que la anécdota enriqueció sobremanera tu experiencia. Tremenda historia.
Que desfachatez...
¿cómo no le pediste el número de teléfono?
[risas de don Clueco -¡¡ac,ac,ac,ac,ac!!-]
Pues eso no es nada comparado con las salas porno valencianas (cuando aún estaban vivas, claro). Buenas risas y mejores resbalones que nos pegábamos mis amigotes y yo cuando éramos jovenzuelos. Ríete tú de Perpiñán.
6D
Era yo.
Y no eran monedas: eran las llaves.
a mí en Gijón me entraron ganas de maniobrar con "Land of Plenty" de Wenders pero solo por mitigar el aburrimiento, o con "Nashville" que vi ese mismo año (3 horas que duraba). Este año quise acercarme hasta allí, sobre todo por la nueva de Larry Clark, que igual con alguna de sus lolitescas escenas igual a mí tambien me iban a clinkear las monedas.
lastimoso. No sé si me da más pena que asco o al revés.
Ya que te la haces, socerdo, al menos no hagas ruido con la alemanita.
O también tienes una cosa llamada servicio para pajearte con las imágenes que recientemente han pasado por tu retina.
No tienen ni pizca de imaginación.
Un saludo.
a un pajero solitario y ruidoso hay que hacerle foto, asi sale un post más documentado
Cuidadín, Camilo, cuidadín...
No sé, fue algo tan natural y sordidoso que a mí me llegó al alma.
debería mirarme el manual de la cámara, engelson, si es que hay que estar en todo.
como le dijo Pepe a Dyron en GH8:
"tus mejores momentos son las fiestas. Es que es para grabarlo en vídeo".
El día que me dijeron que había un concursante de color café llamado dayron en GH, rompí mi promesa de no verlo ese año.
Segueixo pensant que masturbarse és un acte democràtic, propi d'una societat lliure com la nostra.
Tuerto Izquierdo, eres marica.
chopi
chopi
chopi
chopi
chopi chopi chopi chopi chopi chopi chopi
CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI CHOPI
ADIOS
No es chopi, es chofi. Y es muy difícil de onomatopeyar.
yo lo onomato-pollaria así: flopi flopi fluis flopi...y así repitiendo esa secuencia definidamente.
Me recuerda la historia del cipote de Archidona, aunque con un final más placentero para usted. Y yo que me alegro.
Don Camilo no me sea usted marrano jajajaja
Si fuérais más de putas no tendríais que pajearos, pringaos.
Yo no me pajeo desde que me contrataron en los futbolines.
¡¡¡Pringadillos!!!
Es que son tontos. Quince euros y arreglado.
Qué critican? Acaso la fila de los mancos no se inventó para esos menesteres?, anda cambien de asiento y vean la película!!!
A mi me hubiera dado mal rollo... aunque claro, si hubiese sido una mujer la que se estaba complaciendo...
está bien que gente que solo visitaba los cines x amplien su repertorio a otras obras menos comerciales.
Chinp! estás AGRABANDO la situasión!
Muy bonita la historia y muy bien contada. Pero he aquí una pregunta:
Una vez pajeado debajo de la chaqueta y convenientemente eyaculado, ¿se puso la chaqueta por encima al marcharse? ¿Se le caian los gotarrones de lefa por los puños de la chaqueta? Es una curiosidad morbosa la que me incita a preguntar...
Esas cosas hay que saber hacerlas con discrección. Yo mismo lo hice durante la proyección de "Can Tuni" (concretamente en la escena en que unos chachos sacrifican a un cerdo mediante el bizarro procedimiento de cerrarle a mano las vías respiratorias) y no se enteró nadie.
dosunobe: hasta donde yo vi, no se puso la chaqueta, pero no me di cuenta si le caían goterones de lefa. Gracias por preguntar.
the man bilingüe vía Opening: sí me enteré pero no dije nada porque soy educada.
por cierto, qué gran momento el del cerdo.
Sigo en desacuerdo con vosotros porque, Girl, Dos_Unobe ¿de verdad piensas eso de los goterones de lefa? Los goterones de lefa son lo mejor que nos ha dado la vida y lo digo de verdad.
Vuestra concepción de la vida me da hasta pena.
Vamos, que además me parece penoso todo esto.
yo vi una cosas parecida en un café internet, en un ordenador escondidito en un rincón, mientras visioneaba porno...
Y yo en la calle, a un mendigo apoyado en el portal que está al lado del mio.
Los hombres no pueden contonerse al verme y lo hacen allá por donde paso.
FE DE ERRATAS:
Donde dije:
"contonerse"
Quise decir:
"contenerse"
Y donde no dije nada, quise decir:
"contonearme"
Coincidiendo con el estreno de mi nuevo avatar, estoy planeando un concurso de perfiles molones.
Mi propuesta para el general:
Vivir la vida a tope
Molas mucho
Y para el especial Darkies:
Sin duda, mi campeón: simplemente un ser oscuro
y
Lorenita de las Tinieblas: imprescindible
Aportad vuestros profiles preferidos.
Leo estupefacto este blog y tengo en grata consideración su estilo, matices y variantes idas de olla, su frikismo a ultranza y minimalista fervor, pero para definirte a ti, su autora, sólo encuentro estas impresiones: puta zorra loca entrañable, ambigua y descorazonadora. Despertarías las más incontrolables pasiones en algunos colegas enfermos que me sé.
De anécdotas de búsqueda de piso en Barcelona yo también tengo unas cuantas impactantes, pero todavía no he conseguido descifrar tu rotundo resaltar de la homosexualidad entendida como una enfermedad en tu post sobre el tipo del pimpón. ¿Galopante ironía? ¿O extraña y preocupantemente crees realmente lo que dijiste?
Muy bien por tus post’s sobre pelis de Vietman. Veremos que punto vista te merece más atención en las pelis Corazones de hierro y Nacido el 4 de julio, si el emocional, el moral o el político.
Saluditos.
Muchos al ver su nombre os preguntáreis, sin mucho interés, quién **** es éste tal Cristobal Colón del que está hablando la mitómana de La Usuaria Anónima. Otros puede que lo conozcais de pasada pero tampoco os despierta precisamente vuestra vena lectora. No importa. A mí sí. Y puede que después de leer un poco sobre él, os resulte algo más atractivo. O al menos os acostaréis sabiendo una cosa más, uno de esos detalles sin importancia aparente con los que épatar en un grupo social repleto de garrulos.
Perdón:
úno de ésos détalles sin ímportancia áparente con los que épatar en un grupo sócial répleto de gárrulos
¡Ondia!
Esto es locura en su más torcido y puro estado. Me encanta.
¡Que te epato, garrulo!
Si, si, epatas, no demasiado (no sea usted creída), pero epatas.
No puedo dejar esto solo un momento sin que se me llene de critters abriendo otra vez las puertas del infierno.
Toby (si ése es tu verdadero nombre): de verdad que soy filogayer.
puta zorra loca entrañable
Yo también te quiero.
Ok, sorry, porque yo también lo soy, y de un manera casi obsesiva, tanto que algunos dicen que mi actitud al respecto paradójicamente bordea la homofobia o, en contra, que soy directamente maricón o un gay hetero. Pensar en una polla dentro de mi me aterra y me repugna. Amo los coños y los cuerpos femeninos me parecen arte absoluto, pero la homosexualidad me atrae especialmente. No sé por qué, pero me he metido en líos que yo mismo he provocado haciéndome pasar por maricón sólo para ver como reacciona cierta gente (y siempre descubro el temor y odio inculcados puerilmente por patrones caducos, obsoletos), cuando mi pito sabe muy bien en que agujeros debe meterse, y no es por dármelas de superhéroe ético, es algo innato. Director de culto gay, llevo tiempo con esa etiqueta que mis colegas me han puesto. Me encanta, pero es falsa: lo mío no es la apología barata y pesada (los maricones reaccionarios del psoe, por ejemplo, que por legalizar los matrimonios gays se creen modelos libertarios impolutos) ni luchar por derechos que valgan, simplemente no me doy cuenta e incluyo en lo que hago personajes gays o bi, que son... pues como nosotros, como cojones sean.
Qué por qué te cuento todo ésto? No lo sé, es mi día libre y necesitaba mi dosis de bla bla bla. Y por qué estás loca.
¡Ondia!
¡Ondia!
No he sido yo. Ha sido el botoncillo.
Meseace cuesta arriba tanto lirismo! Sapristi!!!
Muchos al ver su nombre os preguntáreis, sin mucho interés, quién **** es éste tal Leonardo da Vinci del que está hablando la mitómana de La Usuaria Anónima. Otros puede que lo conozcais de pasada pero tampoco os despierta precisamente vuestra vena lectora. No importa. A mí sí. Y puede que después de leer un poco sobre él, os resulte algo más atractivo. O al menos os acostaréis sabiendo una cosa más, uno de esos detalles sin importancia aparente con los que épatar en un grupo social repleto de garrulos.
Ei!
Ups! A lo mejor me he perdido algo, pero esos tan lúcidos y congruentes comentarios de la usuaria anónima me inquietan, sobre todo en sus ultimas frases, que son una anti-obra maestra del bobo-absurdo sin parangón. Yo de ti estaría algo preocupada, niña, niño o monstruo del espacio, lo que seas.
La marihuana últimamente no me sienta muy bien, fe de ello es que me hizo empezar a contar mi puta vida en mi anterior comentario. Así que no penséis mal, porque aquí todos estáis como putas cabras estreñidas, y yo no.
la especie humana...
nunca dejara de sorprenderme
claro que siempre puede tratarse de una performance..!
Pero si a los festivales de cine va mucho a hacerse pajas mentales, de qué nos extrañamos... conste que le tengo mucho cariño al festival de Gijón, que fue creo que el primer sitio en que me agarré un empacho agudo de cine (nosecuantas horas seguidas de Novelle Vague, ya me vale).
Vaya, que hace mister Refo por estos lares?
Publicar un comentario