miércoles, febrero 28, 2007

A modernizarse

Creo que ya va siendo hora de modernizarse un poco y meter una radio-flash como Myspace manda. Sí, esa dimensión paralela a blogspot y demás bitácoras que tienen un montón de letritas. La otra Internet, poblada por aquellos de los que nunca hablamos.

Acerca de su Dios omnipresente, Tom (es teclear su nombre y me corre un escalofrío por el cuerpo), proliferan las leyendas urbanas como la de que te resetea el ordenador al hacer clic en el link ver todos los amigos de Tom (casi 160 millones de coleguens) y puedo asegurar que no son sólo cuentos para asustar a los niños antes de irse a la cama.

No tener amigos en myspace es motivo de mofa –le hemos hecho un myspace a Marc, añádelo, no tiene amigos ja-ja-ja-, es algo sencillamente desternillante. Pero ahora, en una actitud solidaria y desinteresada, Tom se agrega automáticamente una vez que te haces una página en ese dominio. Entonces, las risas continúan, pero esta vez haciendo claras alusiones a su persona: Deiviz se ha hecho un myspace y sólo tiene un amigo, ¿adivinas quién es? y un montón de hahaha´s (que es como se ríen los anglosajones) detrás de la respuesta.

Aquellosdelosquenuncahablamos no teclean casi nada. No son dados, como nosotros, a procurar que la gente alcance el tao mientras lee nuestras interesantes conclusiones acerca de lo etéreo y lo mundano. Sus comentarios son zanjados por fotos cachondas, sin más. Y como mucho un “nos vemos en el Roxbury”, que es donde va la gente guapa. Olvidaos de las grandes parrafadas de los blogs al uso, tenemos mucha prisa aquí.

La otra dimensión es también un sitio estupendo para encontrar a tu media naranja. Aunque algunas, en vez de hacerse nuevos daguerrotipos, prefieren borrar todo signo de vida anterior empleando su dominio del photochocho en esas fotos en las que salieron tan majas y que ahora añaden a su profile. Véase la señora de la foto, Vishnú para los amigos.

No es un fake, no tengo la cabeza tan jodida como para imaginarme algo así.

Otra diferencia importante es que hay muchos grupos y celebridades que se hacen un myspace, aunque algunos son homenajes, que se dice. La mayor celebridad que tenemos aquí es Camilo de Orlys, que ha escrito algunos libros pero bastante delgaditos, todo sea dicho. Vamos, que no puedes coger un tochaco a lo Davinci Code y acojonar a algún colega diciéndole “mira, al que escribió esto lo conozco por mi blog”. Y entonces sí alucinan pepinillos. No es el caso.

Respecto a decir que tienes un myspace y decir que tienes un blog a una persona del mundo real, se pueden observar también los contrastes. Lo primero tiene un pase, la gente piensa que igual has compuesto un par de canciones con letras vivarachas de electro-punk-pop, de ésas que te llevan dos minutos escucharlas. Y en la sección fotos quizás hasta hay alguna picarona.

Lo segundo produce urticaria: saben perfectamente que estás soltando un rollo como éste, divagando simplemente porque no querías caer en la bajeza de postear el vídeo del mono que patina, con el título de “noticias frescas”. Son conscientes y es una pena. Una pena para nosotros, claro.

Puedes mentir. Puedes decir: uy, tengo una página web yoooo. Bueno, te par-tes. Una página, eh. Te mirarán suspicaces y te preguntarán la dirección. Estás perdido, sea cual sea tu servidor, vas a quedar fatal. Blogspot y Blogia tienen mucho que perder ahí porque ya llevan en el dominio el nombre urticarial. La Coctelera es más apañada pero si vas de listo con Word Press, la cagaste. ¿O es que pensabas que a estas alturas nadie sabe inglés? En apenas un microsegundo, la parte del cerebro de tu interlocutor dedicada a los idiomas hará las derivaciones precisas: Palabra->palabrazas->parrafotes->metafísica de veinte duros: Blojjjjjjj!

Porque no me vas a negar que te marcas muchas palabrejas ahí. Y con toda tu buena intención, claro que sí, pedazo de incomprendido.

Seguro que estáis pensando en lo mismo que yo, en la técnica del camuflaje. Ya está, me compro un dominio que están muy baratos y a vivir del puntocom. No quedo como un mandril delante de mis amigos y a la vez puedo seguir largando desvaríos.

Pero eres tan tonto como para no saber que en habiendo fecho esto, tus verdaderos datos quedan registrados y hechos públicos para cualquier persona malintencionada. Que miles de trolles habrán gungleado tu verdadero nombre y que estarás maldiciendo no tener unos apellidos más vulgares porque ¿te acuerdas del concurso de poesía que ganaste en quinto de EGB? Bueno, el colegio ha digitalizado todos sus datos desde el 84 y mucha mala gente se estará despollando ahora mismo leyendo tu particular visión en verso acerca de las flores y las mariposas.

El panorama resulta desolador, lo sé. Lo único que podemos hacer es acercarnos un poco más a las interfeis de aquellosdelosquenuncahablamos e introducir un bonito reproductor de música en forma de Ipod, que es lo que se lleva. Y a esperar que venga Tom. O cualquiera, vaya, que aquí no le hacemos ascos a nadie.

Ni siquiera a ti, amado lector de blogs. Vaya tela.

martes, febrero 27, 2007

Experiensia con el más allá

Había pensado en otro post, pero los acontecimientos han dado un giro inesperado hacia lo paranormal. Vamos, que estoy frikando.

Tengo un carácter científico y soy todo lo científica que pueda ser una persona que en un tiempo ya lejano supo resolver raíces cuadradas. No creo ni en los espíritus, ni en caspers, ni en retorcer las cosas hasta que cuadren en otra dimensión paralela llena de voces de ultratumba.

Estoy en el piso de mi abuela que está vacío desde el 99. El legado ha servido a veces de picadero durante estos años y ahora vivo aquí (a ratos). Las herencias en vida es lo que nos queda a los hijos del postmodernismo barato. Bien.

Introduciendo el elemento “yuyu”, os diré que en la habitación que da a la entrada dormían mis bisabuelos, que murieron cuando yo tenía cinco años. Es una habitación que ahora está llena de trastos incluso sobre sus camas. Cuando era pequeña recuerdo que me daba bastante canguele y pasaba rápidamente por delante de la puerta, con todas las luces encendidas. Pero desde hace mucho tiempo, no me parece más que un trastero kitsch fundido en gotelé.

Bien. Ayer por la tarde fui a ver a mi amiga troskista – sí, ya sé- a su casa. En sus restos de carnaval pude ver que tenía una serpiente de goma que acojonaba bastante. Le pregunté que si me la dejaba. Lo único que quería hacer con ella era atrezzar una bonita foto “jachonda”, que no sexy, con un pie más cachondo aún, rollo -tengo lombrices como anacondas-. Vale, una gañanería más, nada nuevo.

Explicado el fin, procedí a llevarme la serpiente a casa y la dejé donde dejo toda la mierda: en la habitación de la entrada. Vi la última de Almodóvar pensando que no estaba tan mal y me acosté tarde, a las tres y media ei em.

Leí un rato en la cama, dejé el libro en la mesita y, mientras estaba intentando dormir, me preguntaba si yo roncaría (entre otras muchas interesantes divagaciones) porque ésta es una pregunta que siempre he hecho pero ¿y si no me decían la verdad por miedo a herirme? Sí, roncas como un maldito elefante fumador de Ducados. No, nadie me había dicho que roncaba aunque yo no las tenía todas conmigo. Pensé en poner el reproductor de mp3s a grabar y luego escucharlo y salir de dudas pero, de repente, me acordé de la habitación de la entrada. Yo no creo en estas cosas pero una psicofonía a estas alturas de la vida… en fin, que no estaba para esos rollos. Me quedé dormida enseguida, sin saber tal cosa de vital importancia.

Hoy había quedado en ir a comer a casa de mi abuela, que ahora vive en otro sitio más moderno. Me había dicho que me iba a preparar un flan así que acudí a la llamada del caramelo cual mosca infeliz con hambruna de comida tradicional.

Estoy en la puerta lista para irme después del café pero, cuando le voy a dar a dar al botón del ascensor, pienso que se me ha olvidado darle dos besos a mi abuela. Todavía no he cerrado la puerta, así que vuelvo y me la encuentro en el sofá. Ella pone gesto de sorpresa y habla.

- Hoy tuve un sueño… tuve un sueño…- recuerda

- ¿Un sueño en el que los esclavos y los dueños de esclavos se sentaban juntos a la mesa? – suelto la habitual graciosada.

Negativo. Mi abuela empieza a contarme el sueño que tuvo esa noche y eso que jamás me había contado uno. Me dice, es extraño, nunca los recuerdo. Parece como si estuviera un poco poseída durante la narración. Mi abuela ha soñado que estaba en la cama y había un agujero en la pared. Del agujero salía una serpiente enorme. Yo estaba paralizada, decía. La serpiente se hacía más y más grande y una de sus hijas (mi tía) venía corriendo a pedir auxilio, pero no tenía la edad que tiene ahora, tenía dos años. Y venía su padre (mi bisabuelo) y acababa con la serpiente a golpes.

Y lo más extraño, me dice, es que de repente la habitación de su casa nueva se transforma en la habitación de su casa vieja. Pregunto qué habitación y me contesta que la de la entrada. ¿Qué raro, no? Dice.

Además, sabía la hora exacta en la que se despertó aterrorizada porque la radio estaba puesta dando los óscars, hago cálculos de tarada y me doy cuenta de que por entonces yo ya debía estar dormida pensando en posibles ronquidos y psicofonías.

Después de despedirme, vuelvo a casa rápidamente, enciendo todas las luces y saco la serpiente de goma de la habitación mientras tarareo “la barbacoa, la barbacoa, cómo me gusta la barbakiú” para infundirme valor. Pico en la puerta de la troskista y le devuelvo su puta serpiente, sin darle explicaciones. Toma, toma, hija.

A ver cómo le explico a nadie mi experiencia para anormal.


Ejemplar de serpiente troskio-mahoísta y maldita

miércoles, febrero 21, 2007

Las alegrías del día

Que Jane se ha pasado al enjoy neofascism, definitivamente:


Y que le han puesto una demanda a Telecinco por el capítulo de Aída ya comentado aquí, "El enano oscuro del corazón". En Kaleido Town nos erguimos como defensores de los enanos y esperamos que toda la furia acondroplásica recaiga sobre la cadena de los "doce meses, doce causas".

También enviamos un saludo a Bosco Palacios, que con ese nombre debe ser nacido in da streets, like la menda, y a raíz de su post defensor del humor de chascarrillos de Aída, le pasamos una imagen que puede ser pegada a high resolution por todas las paredes de nuestra patria.


Entendemos a los guionistas, que se habrán fliplado viendo "Padre de familia" y han intentado hacer algo más radikal con ka, después de pasarse con la farlopa y sentirse inspiradísimos para ofrecernos estos grandes diálogos undergrounds sobre la gente bajita.

Venga, tíos, a la próxima vamos a por los downs. ¡Con esos retardeds es que te tronchas!

domingo, febrero 11, 2007

A mi padre se le jode el portátil: drama en dos actos

Llego al portal y abro el buzón. Saco la propaganda, una invitación para ir a desmentir unos enredos en Dolce Vita y un disco duro. Lo miro varias veces, quizás es una bomba, pienso. Quizás los trollios han dado conmigo, finalmente. Puede que me queden sólo unos días de vida, infectada por una cepa resistente de gonococos gonorraicos que, tras respirar los vapores del disco-bomba, acabarán mellando mis funciones vitales.

Pero no pasa nada. Por la tarde recibo una llamada de mi padre: ¿Has abierto el buzón? Sí. ¿Has visto lo que te he dejado? Sí. Se me ha estropeado el portátil y donde lo dejé arreglando no han podido salvar nada. Ajá. Pero yo creo que se pueden recuperar los datos porque estoy seguro de que los que lo arreglaron sólo tienen F.P. ¿Que qué? Que mires a ver si conoces a alguien que pueda salvar lo que tenía en el disco. Un amigo tuyo de ésos chalaos, o algo. Yo les pago, eh. Ya me dirás cuánto es, pero quiero recuperar eso. Ahora mismo no tengo mucho tiempo, miento. Me queda un examen, miento. Bueno, cuando puedas. Hasta luego.

Contacto con “el amigo informático que sabe mogollón”, pero está de viaje en Madrid. Contacto con el amigo informático que no sabe tanto pero trabaja en un ciber donde disponen del adaptador que requiere la operación. Me dice que me pase por la tarde, cuando no estén sus jefes. Bueno.

Llego al ciber y le doy el disco duro. Me dice - espera, mira eso - señalando a un chico y una chica que están sentados justo detrás de mí, frente a dos ordenadores. ¿Qué tengo que mirar?, le digo. Esos dos franchutes. Llevan una hora conectados y están hablándose por Messenger. ¿Entre ellos? ¿Cómo lo sabes? Porque tienen conectada la webcam. No me jodas. Sí.

Me giro y muevo la mano derecha. Es verdad, aparezco tras ellos, en las dos pantallas y a ambos les veo la cara aunque estén completamente girados. Vaya chifladura.

Conecta el disco duro a uno de los ordenadores que tienen abiertos. Mientras se carga, no puedo evitar mirar a los amantes cibernéticos detrás de mí. El chico le hace muecas que veo en la pantalla de la derecha. La chica se ríe, como puedo observar en la pantalla de la izquierda. ¿En serio llevan toda la tarde así? Tal cual.

El disco no carga. Mi amigo lo intenta varias veces y hace cosas raras en la pantalla. También me fijo en que lo arropa con un plástico de burbujitas y en ese momento me acuerdo de mi buzón y de la altura que existe entre la ranura y el fondo, unos veinte centímetros de caída para el desvalido disco y sus chipis prodigiosos y frágiles.

Imposible, insalvable. Bueno, ¿pero qué le digo a mi padre? No sé, pueden ser muchas cosas, igual está quemado, igual ha sido la humedad (igual ha pasado a mejor vida en mi buzón, pienso), no tengo ni idea de qué es pero no lo lee.

Le llamo por teléfono dándole las noticias. Pero él todavía quiere una TERCERA opinión. Devuélvemelo. *lamento*, no se te puede encargar nada. Ya lo llevaré yo a otro sitio. Páter, te van a decir lo mismo y encima te van a cobrar, apunto. Además, la culpa es tuya, añado, deberías haber hecho una copia de seguridad o haber copiado los words en un CD. ¿Pero qué words? Me dice. ¿No querías salvar los docs de tu tesis? Pregunto.

Noto el sudor deslizándose por sus poros cuando grita: ¡Los emepetrés, hombre, por favor! ¡Los he perdido todos! ¡Los emepetrés! *arf* La tesis ya la había guardado, cómo puedes pensar que soy tan imbécil.

Joder, todo este coñazo por sus operetas de los huevos. No me lo puedo creer.

Vente e instálame el Emule. Así, en imperativo paterno.

Mira, no voy a poder ir, pero si quieres- accedo- te voy bajando yo cosas en el mío.

Bueno - la bestia parda de los emepetreses se tranquiliza – empieza con todo María Callas.

Mis manos temblorosas teclean en el campo en blanco de la mula: “todo maría callas”.

No me sale nada. ¿Cómo no te va a salir? ¿Qué has puesto?

Se lo deletreo.

Por favor, por favor - se lamenta.

Bueno, pensé que igual había un greatest hits que se llamara así.

Por favor, bájame TODO LO DE MARÍA CALLAS y luego me bajas Monteverdi, m-o-n-t-e-v…

Vale, vale, ya se de qué palo vas. Te bajaré cualquier archivo de audio del Jurásico.

Nos despedimos ahora ya menos avinagradamente. Yo, sin entender todavía que no exista un “Todo Maria Callas, recopilatorio de ultratumba” y él seguramente pensando en aquel tío que le rondaba a mi madre hace veintipico años y apuntando en un documento llamado “Cosas que hacer.doc” (lo tiene y ése es su nombre) lo siguiente:

Recoger muestra bucal de mi ¿hija?

Quizás coger su cepillo de dientes cuando no mire.

Prueba de paternidad inminente.

Precio: alrededor de 300 euros según Google. Recordar pedir una segunda opinión.

Ja! Lo sabía.

viernes, febrero 09, 2007

Lo que dicen cuando ya no estás

Una señorita se acerca a un hombre en la barra de un bar con una carpeta. “Disculpe, estamos vendiendo cupones. Es para los discapacitados”. El hombre acaba de masticar un trozo de sandwich vegetal y le contesta, tenedor en mano: “Yo ya hago todo lo posible por los discapacitados mentales. La parte de mis impuestos que se va a La Zarzuela creo que es suficiente”. Silencio sepulcral.

Si bien en Kaleitroscopic Town no somos tan radicales, nuestros rostros no han sido surcados por las lágrimas – de la pena- por la muerte de la hermanísima. Desaprobamos toda muerte voluntaria de las clases altas, con excepción de la de Carmina, que murió en la bañera, como los grandes, como Marat.

De todas las horribles cosas que se pueden decir sobre una persona fallecida y que, por lo tanto no se puede defender, se dice, se comenta, según fuentes cercanas que “era una auténtica madraza”. Vale.

Lo que me recuerda esas entrevistas en pogramas (no habrá fe de erratas aquí) como Gente, que rescatan columnas de sucesos perdidas en números olvidados de los periódicos locales. En ellas, una reportera intrépida y cañí interroga al panadero acerca del comportamiento matutino de algún psicópata que, después de acabar con su familia a cuchillo, se pega un tiro en la cara. Y siempre suele ser la misma respuesta: “Era una persona normal, muy educada.” Claro, siempre pedía la chapata por favor.

Mientras el panadero aclara a cámara la personalidad subyacente del sujeto, vemos tras él a unos chavales sonrientes que se empujan unos a otros por salir en pantalla.

Los impúberes no reconocen la compasión ante la muerte de un desconocido y, sin embargo, cualquier madre nos mirará con rostro compungido, dándonos la noticia de la prematura muerte de alguien a quien solamente ha visto por televisión.

Recuerdo un verano en el que encontramos a un muerto en el río. No debíamos tener más de once años. Estábamos en la piscina y se nos cayó la pelota muro abajo. Un niño vino corriendo con la noticia. Antes de avisar a ningún adulto, contemplamos la escena durante unos cuantos minutos. Estaba completamente bocabajo y lo que más asomaba era su enorme culo cubierto por el fango.

Las risas nerviosas comenzaron a aflorar, así como los palos para tocar la parte sobresaliente de su cuerpo. Una niña avisó a sus padres. Creo que estaban tomando el sol en las tumbonas. Nos había jodido el momento. Era nuestro momento. Pero nos obligaron a salir de allí pitando.

Luego vino Antena3. Juro que el ambiente parecía de fiesta. Ahí estábamos un montón de critters muy contentos por haber participado en el hallazgo. Un chaval se paseaba ahuecando las manos como si llevara una cesta sobre el regazo y gritaba: palomitas, golosinas, cocacola…

Todo esto es porque me preguntaba qué era mejor, si un niño risueño hablando a cámara acerca de un desconocido, con la más pura honestidad: “hemos encontrado un gordo en el río.” O tus supuestos hamijos salvando una cualidad de ti más bien pobre y biológica que pasará de imprenta a imprenta y de labio a labio.

Madraza. Qué palabra más horrenda para tu más que estática situación. Sin poder siquiera reprobar con un quedo murmullo. De todas formas, tranquilos todos; si nos ocurriera, no nos vamos a enterar. Y, peor aún, ninguna Reina interrumpirá sus holidays para acudir presta a vuestro entierro. Sois masa.

Durante estos primeros días, los medios se harán eco de testimonios como éste, con el mismo rostro de seriedad que pondrían nuestras dramáticas madres. Cuando la carnaza ya esté lista para el matadero, la comercializarán en divertidos envases, como harían los niños - sádicos sin saberlo - y será tirado al nido de buitres para su análisis y despiece.

No usarán palos para tocar el cadáver, hundirán sus manos en la más que podrida carne. Ya sabéis, nuestro deber es informar.

Ay, ¿quién maneja mi barca, quién? Que a la deriva me lleva, ¿quién?

jueves, febrero 01, 2007

Pelis de Vietnam V: La escalera de Jacob y homenajes

Una teoría nada despreciable es que el gobierno de los Estados Unidos experimentó con sus propios soldados nuevas formas de alterar la mente, sirviéndose de drogas y ensayos de laboratorio, tomando el relevo del huevo de la serpiente que dejaron tras de sí la nacionalsozialisten people.

Durante la década de los sesenta, el programa MKOFTEN se dedicaría a estos quehaceres. Lejos de la conspiranoia abusiva que me llegó en un e-mail y que corrió por la red como la pólvora, afirmando que uno de los componentes del Red Bull – la glucuronolactona – había sido introducido entre los soldados de Vietnam; en la película La escalera de Jacob es evidente que se habla de otro tipo de droga, que tenía que ser extremadamente excitante y propiciar conductas agresivas. Ni el LSD, que sí se probó entre las tropas británicas y americanas pero se desecharía por la nula utilidad en la batalla (aunque qué risas), ni por supuesto la inocua glucuronolactona: el cóctel que les suministraron a los del batallón de Jacob en Vietnam tuvo que ser una verdadera fiesta de comida neuronal.

Cartel propagandístico americano de 1967 en Saigón.
Flipaos, que sois unos flipaos.

¿Qué pasó aquella noche? Es la pregunta que hace Jacob a sus colegas años después, cuando los supervivientes de una batalla de la que no recuerdan nada, empiezan a ver montones de flesh por todas partes y a tener alucinaciones con demonios que les persiguen.

Así que tenemos a un Tim Robbins con cara de susto durante buena parte de la película, nadando entre flashbacks (no podían faltar) y diablos cabrones que la verdad es que dan bastante canguele. También sale Macaulay Culkin (angelito) antes de estar sólo en casa y de meterse voluntariamente escaleras de Jacob por los orificios nasales. Hecho un infante de pura inocencia. Con lo que tú eras, Maculi.

Culito de Tim Robbins

No podía dejar pasar la ocasión de señalar House, una casa alucinante como un pequeño guiño. El escritor Roger Cobb tiene su infierno particular de Vietnam metido en el armario de la enorme casa victoriana que le lega su creepy-creepy tía. Tras la extraña desaparición de su hijo, Roger decide enfrentarse a sus fantasmas. Ya no quiere autografiar sus libros de éxito a sus fans, que parecen sacados de alguna inmunda ciénaga freak; se dispone a escribir la novela definitiva sobre su propia experiencia en el conflicto. Pero estamos en los ochenta y su editor sentencia: “Roger, nadie, nadie quiere volver a leer nada sobre la maldita guerra del Vietnam”

Para empezar la novela se encierra en la casa, calzándose sus botas y su traje de camuflaje. Evoca los recuerdos de su colega en la batalla, Big Ben, el prototipo de soldado brutote pero leal. Finalmente, es a través del mismo armario en que su tía era martirizada por la casa y con la ayuda de su escéptico vecino (interpretado por el gordo de Cheers) cuando consigue internarse en la jungla de nuevo para acabar con la pesadilla que le venía atormentando durante toda su vida.

No sé si será pura casualidad que el actor que interpreta a Roger sea William Katt, el Gran Héroe Americano y también el joven surfista que en El gran Miércoles de Milius vuelve del Vietnam. En los sesenta, pisaba fuerte sobre las olas, en los ochenta, hacía lo mismo sobre bichos mutantes.

Ésta es la única peli que he visto que mezcla el Nam con monstruos de goma hiperzetas y un gran sentido del humor. Por cierto que la casa donde se rodó House está en venta y también el simpático soldado-zombie Big Ben.



Más tarde vendría Peter Jackson con su gamberrada perpetrada con puppets, Meet the Feebles ( El delirante mundo de los Feebles). Un inocente erizo con ganas de triunfar en el musical y que es contratado como figurante, irá conociendo lo que se cuece tras las bambalinas: las pelis sadomaso que protagoniza una vaca, el zorro queer, la hipopótamo diva abocada a la tragedia final, la mosca cojonera paparazzi, el conejo folladicto que pilla “la innombrable” en una noche de juerga, tráfico de drogas, mucha mala leche y también su particular visión de “El cazador” a través de las agonía del cocodrilo que lanza cuchillos en el show. ¿Una monedita para la asociación de veteranos del Vietnam? Estamos bajo mínimos.


De todas las cosas que podía olvidarse se olvida el reloj de mi padre, ¡coño! se lamenta Butch, camino de su casa para buscar su preciado tesoro. Tarantino la clavó - como la clava siempre - eligiendo a Walken para encarnar al Capitán Koons. Lleno de las peores experiencias, le explica cómo ha viajado el objeto que le pertenece por derecho al niño Butch de guerra en guerra, de culo a culo. Hasta tal punto se le queda marcada la historia del reloj que arriesga su vida por recuperarlo, como había hecho toda su progenie. El archiconocido monólogo de Pulp Fiction:


Por último, descubrí hace poco gracias al blog de AGAF que TVE había televisado una serie llamada “Playa china” a principios de los noventa, acerca del lugar de reposo de los soldados, China Beach. La verdad es que me lo estoy intentando descargar y va demasiado lento. Sólo he podido previsualizar la cabecera y oh, qué pinta más guapa. En el post de agaf también se puede escuchar la canción con la que comienzan los capítulos. Reflections of the way life used to be… Reflections of the love you took from me...

Aliviando el calorcete

Vaya marcheta y qué hallazgo.