jueves, diciembre 14, 2006

Mis amigos los mendigos

No es que me den miedo las almas perdidas que deambulan por las calles de nuestras ciudades. No es el olor a meaos, a vino a granel e incluso a veces a mierda humana que, macerada en sus ojetes y perdida para siempre entre el vello de sus piernas, viene a parar a mi nariz en forma de un chute de realidad que no pedí.

Ni siquiera es la lástima que siento, artificial y egoísta, por sus sucios rostros, pues es finalmente el temor a acabar como ellos, coleccionando cartones impregnados de orina en una Caixa. Eso de la fina línea que nos separa.

No.

Me tienen manía. No sé qué ven en mí, por qué se paran y me escupen sus desechos de palabras. Y ésta es mi última reencarnación y no la quiero joder. O, como dijo Chico Ocaña a un puñado de punkis: "hemos venido aquí a quedar bien".

Tómate otro trago, no me persigas por la avenida gritándome en el oído "seguidores de Pinochet, ¡ESCORIA!", maldito saco de piojos.

El peor, aquel que se quedó mirándome a los ojos durante cinco eternos minutos mientras me fumaba un pitillo en mi propio portal. Portal del Ángel, no me jodas, sábado por la tarde y la calle abarrotada. Tiene que venir hacia mí con la cara costrosa y ladillas en los ojos.

- ¡Fóllate al mendigo, fóllatelo!

No digo nada, se me dibuja una sonrisa socarrona, como siempre que me pongo nerviosa.

- ¡Fóllate al mendigo, que viste mejor que tú!

Me miro los pantalones (es verdad, un tanto raídos) y hago contacto visual con una guiri que nos sonríe como si lo nuestro fuera una discusión de enamorados.

- ¡Nunca encontrarás un hombre! ¡Nunca!

Ya está. Premonición. No puedo escapar, sacar las llaves y darle la espalda no es una opción. La gente me mira y ni siquiera he dicho nada.

- ¡Nunca! ¡Nunca, nunca!

Se va dando patadas a las puertas y a las bolsas de basura. Cuando está a diez metros, aparecen Álex y sus drugos:

- ¿Te ha hecho algo? Porque si te ha hecho algo le partimos la cara, eh.

Recompongo la frase - no, no me ha hecho nada- con las canillas temblando.

Porque tengo un blog y tengo el poder, que lo dice 20minutos, ahora mismo me voy a escribir un articulazo que dejará a todos esos homeless de mierda como lo que se merecen. ¡Ja!

Buuuuuuuuuuuu.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

A los medigos les sienta bien el fuego. Los convierte en seres luminosos.

Anónimo dijo...

a mi todos me piden tabaco aunque intento poner cara de no fumador, creo que tienen poderes y son seres superiores que viven asi no se sabe porqué

ORACLE dijo...

yo creo que todos tienen cierto complejo de "rey pescador"...tiempo al tiempo...

Anónimo dijo...

Si los Servicios Psiquiátricos de este país funcionasen como es debido habría muchos menos de esos por la calle. Estarían todos institucionalizados al estilo soviético: languideciendo lentamente hacia la muerte por inanición y/o falta de cuidados médicos.

Claro que tampoco habría disidentes, ni homosexuales, ni desafectos al régimen... y, por supuesto, tampoco habría bloggers.

:)

Anónimo dijo...

Bueno, no iba a decir nada acerca de los mendigos y me encuentro con que la voz que a veces oigo dentro de mi cabeza lo ha dicho por mí INCLUSO mejor de lo que yo lo hubiera hecho.

Aunque también estoy en desacuerdo con el texto porque, Kaleidoscope, ¿de verdad piensas eso de los mendigos? Tu concepción de la vida me da hasta pena. La mendicidad es lo mejor que nos ha dado la vida y lo digo de verdad.

Vamos, que además me parece penoso todo esto

Anónimo dijo...

Muchos al ver su nombre os preguntáreis, sin mucho interés, quién es éste tal Pinochet del que está hablando la mitómana de Kaleidoscope Girl. Otros puede que lo conozcais de pasada pero tampoco os despierta precisamente vuestra vena lectora. No importa. A mí sí. Y puede que después de leer un poco sobre él, os resulte algo más atractiva. O al menos os acostaréis sabiendo una cosa más, uno de esos detalles sin importancia aparente con los que épatar en un grupo social repleto de garrulos.

Miriam (flxt) dijo...

A mi no me piden tabaco ni que les folle, pero me siempre (joder, siempre!) se empeñan en ofrecerme un trago del vino en brick del que están dando cuenta en ese momento, a morro, por supuesto.

Kaleidoscope Girl dijo...

yo estoy con engelson, creo que tienen poderes. Cómo iban a adivinar si no que soy seguidora de Pinochet y que nunca encontraré un hombre.

miriam, en realidad señalaba a otro mendigo que estaba tras él pero que sus dos metros por dos no me dejaban ver. Luego me cosqué de la jugada y es verdad que vestía mejor que yo, menudo palo.

Pussy Galore dijo...

a mi uno me dijo una vez:

"quien se corriera en tu culo"

me hizo el día.

Virrey Mendoza dijo...

Los mandingos que pueblan nuestras calles son un regalo de Dios. A mi siempre me han tratado bien y creo que hacen una estupenda labor con los turistas que nos visitan.

Anónimo dijo...

Dios, cuanta enfermedad hay aquí! Vagabundos pervertidos... En mi antiguo hábitat pueblerino se desconocen enseres así. Recuerdo que en la edad del pavo unos colegas y yo pisoteamos a un pobretón sin querer. Vimos un manojo de cartones arrinconado en un extremo de un parque costroso y nos subimos en él. “¿Qué es esto? Está blandito...”. Y empezamos a saltar encima. “¡Hostia, que estoy durmiendo!”. “¡Mierda, es un mendigo! ¡Correeeeeed!”. En aquél entonces veía a los sin techo como monstruos caníbales que les robaban las drogas a los niños y después se los comían. En fin.

Para los que leen y tal, recomiendo un relato imprescindible sobre ésta fauna de la mugre: Y Roma llora, del libro Juventud caníbal.

Anónimo dijo...

A mí hay uno que me pega patadas en la espinilla o coscorrones con los nudillos en la cabeza caa vez que me ve. Menos mal que me mudé de ciudad...

Eddy Lebowski dijo...

No estoy seguro de si el de la foto que ilustra tu post es el mendigo de "mullholland drive" o la de la "princesa prometida". Aunque también podría no tratarse de ninguno. En Sabadell no hay mendigos, eso sí, la incineradora va que echa humo (literalmente)

Anónimo dijo...

Bwua, qué simultaneidad se gasta el inconsciente colectivo: hace poco a mí un home-less al que no le dí un pitillo también se me puso a echar pestes (por la boca además de por la ropa)y , al igual que usted, también perpetré mi propia venganza escrita, que ahora anda por el disco pero que algún día verá la luz para traer algo de justicia bienhechora.

Anónimo dijo...

Hace unos meses fui con unos amigos a cenar, un homeless estaba haciendo de improvisado aparcacoches. Mi amigo que conducía puso el intermitente para indicar que iba a aparcar pero se arrepintió porque prefería buscar un sitio más cercano al restaurante. El homeless hizo amago de dirigirse hacia nosotros pero cuando vio el cambio de intenciones gritó: ¡Y para eso me haces de levantarme! Si es que somos unos desconsiderados.

Otra anécdota, nos aborda por la calle un homeless magnífico; nos suelta sin venir a cuento: "Antes los llamaban confidentes ahora los llaman chivatos" empezamos a reírnos, da gusto encontrarte con esos ejemplos de personajes míticos y su sabiduría espontánea.

Saludos

Anónimo dijo...

Si le das dinero a los mendigos, te la chupan.

Soy inocente.

Fue esa mujer, Deloris.

Anónimo dijo...

La mendicidad es pesadilla y obsesión recurrente en mi vida. Desde que me enteré, hace años, de los detalles, y vi, por desgracia, algunas fotos en ciertos documentales, mi mente responde con rabia y dolor físico ante cualquier mención ante este hecho despreciable. De vez en cuando no puedo evitar caer en una especie de sopor de abstracción donde trato de visualizarlo todo como en una película. Y una vez más, tratar de comprender, que no justificar, qué clase de locura humana es capaz de mirar a los ojos de una mujer embarazada y pedirle un euro para un bocadillo

Anónimo dijo...

Hubiera querido hacer una reflexión (pero creo que no había lugar) acerca de la extraña parafernalia "pro mendigos" que parece que está de moda EEUU y en otras partes, como si fueran unos personajes públicos dignos de alabanza o yo qué sé. Sólo puedo decir que me parece igual o peor que ser simpatizantes de Hitler.

Anónimo dijo...

Lo peor de estas fechas, es que a medida que vas haciéndote mayor apenas vislumbras ya en ella un sólo atisbo de magia, de aquella que antes te ilusionaba sobremanera. Muchos, además, se llevan la peor parte, la de pasarlas en soledad. Porque en estas fechas, frías, donde se pone especial énfasis en todo lo referido a ternura y calor humano, el estar solo es lo equivalente a una puñalada trapera en el costado. Y con estar solo no me refiero tan sólo a no tener compañía de amigos y familiares -basta ya de asociar soledad con “no tener compañía”-, sino, sobre todo, a aquello que llegada cierta edad es insoportable: no tener la compañía de alguien que llene tu lado afectivo y esté ahí en todo momento.
Así pues: me voy de putas!
Ahí os quedáis pringaos.

Chica fina opina dijo...

A mi me dan pánico las rumanas que piden en el tren. Como no entiendo nada de lo que dicen, siempre creo que me están echando una maldición por no haberme rascado los bolsillos.

Ricardo Yustes Palacios dijo...

pussy galore dijo:
"a mi uno me dijo una vez:

"quien se corriera en tu culo"

me hizo el día."


Bueno, al menos, en un principio, se trataba de un piropo. Imaginese que le dice "que asco me daria correrme en tu culo!". Son diferentes puntos de vista, no?.

Darth Pomada dijo...

Estoy con ustedes: los jomelés tienen poderes, igual que los pelirrojos y las monjas. Pueden volar en la noche, traer la lluvia y convocar a las bestias. Quedan avisados.

Magnífico el post y la actualización del perfil. Que maravilla.

Siempre a sus pies.

Unknown dijo...

Al menos usted le entendía. A mi me pasó eso en Berlín y eso ACOJONA.

Un besín desde La Bellota!

Sr. Bonares dijo...

La vida de mendigo siempre ha sido para mi una meta en la vida; las despreocupaciones, el poder decir lo que realmente te salga de la polla a la gente que dirá: "está loco", poder mear sin tener que bajarme los pantalones, construir mi propia casa a mi gusto y medida... todo son ventajas, no hay retenciones de hacienda.

Ya ven, como decía mi gran dios Bukoswki, la linea que separa escribir y cagar es muy delgada...

Unknown dijo...

Yo los mantengo a raya frunciendo el ceño, funciona. Es mi herencia paterna.