Había pensado en otro post, pero los acontecimientos han dado un giro inesperado hacia lo paranormal. Vamos, que estoy frikando.
Tengo un carácter científico y soy todo lo científica que pueda ser una persona que en un tiempo ya lejano supo resolver raíces cuadradas. No creo ni en los espíritus, ni en caspers, ni en retorcer las cosas hasta que cuadren en otra dimensión paralela llena de voces de ultratumba.
Estoy en el piso de mi abuela que está vacío desde el 99. El legado ha servido a veces de picadero durante estos años y ahora vivo aquí (a ratos). Las herencias en vida es lo que nos queda a los hijos del postmodernismo barato. Bien.
Introduciendo el elemento “yuyu”, os diré que en la habitación que da a la entrada dormían mis bisabuelos, que murieron cuando yo tenía cinco años. Es una habitación que ahora está llena de trastos incluso sobre sus camas. Cuando era pequeña recuerdo que me daba bastante canguele y pasaba rápidamente por delante de la puerta, con todas las luces encendidas. Pero desde hace mucho tiempo, no me parece más que un trastero kitsch fundido en gotelé.
Bien. Ayer por la tarde fui a ver a mi amiga troskista – sí, ya sé- a su casa. En sus restos de carnaval pude ver que tenía una serpiente de goma que acojonaba bastante. Le pregunté que si me la dejaba. Lo único que quería hacer con ella era atrezzar una bonita foto “jachonda”, que no sexy, con un pie más cachondo aún, rollo -tengo lombrices como anacondas-. Vale, una gañanería más, nada nuevo.
Explicado el fin, procedí a llevarme la serpiente a casa y la dejé donde dejo toda la mierda: en la habitación de la entrada. Vi la última de Almodóvar pensando que no estaba tan mal y me acosté tarde, a las tres y media ei em.
Leí un rato en la cama, dejé el libro en la mesita y, mientras estaba intentando dormir, me preguntaba si yo roncaría (entre otras muchas interesantes divagaciones) porque ésta es una pregunta que siempre he hecho pero ¿y si no me decían la verdad por miedo a herirme? Sí, roncas como un maldito elefante fumador de Ducados. No, nadie me había dicho que roncaba aunque yo no las tenía todas conmigo. Pensé en poner el reproductor de mp3s a grabar y luego escucharlo y salir de dudas pero, de repente, me acordé de la habitación de la entrada. Yo no creo en estas cosas pero una psicofonía a estas alturas de la vida… en fin, que no estaba para esos rollos. Me quedé dormida enseguida, sin saber tal cosa de vital importancia.
Hoy había quedado en ir a comer a casa de mi abuela, que ahora vive en otro sitio más moderno. Me había dicho que me iba a preparar un flan así que acudí a la llamada del caramelo cual mosca infeliz con hambruna de comida tradicional.
Estoy en la puerta lista para irme después del café pero, cuando le voy a dar a dar al botón del ascensor, pienso que se me ha olvidado darle dos besos a mi abuela. Todavía no he cerrado la puerta, así que vuelvo y me la encuentro en el sofá. Ella pone gesto de sorpresa y habla.
- Hoy tuve un sueño… tuve un sueño…- recuerda
- ¿Un sueño en el que los esclavos y los dueños de esclavos se sentaban juntos a la mesa? – suelto la habitual graciosada.
Negativo. Mi abuela empieza a contarme el sueño que tuvo esa noche y eso que jamás me había contado uno. Me dice, es extraño, nunca los recuerdo. Parece como si estuviera un poco poseída durante la narración. Mi abuela ha soñado que estaba en la cama y había un agujero en la pared. Del agujero salía una serpiente enorme. Yo estaba paralizada, decía. La serpiente se hacía más y más grande y una de sus hijas (mi tía) venía corriendo a pedir auxilio, pero no tenía la edad que tiene ahora, tenía dos años. Y venía su padre (mi bisabuelo) y acababa con la serpiente a golpes.
Y lo más extraño, me dice, es que de repente la habitación de su casa nueva se transforma en la habitación de su casa vieja. Pregunto qué habitación y me contesta que la de la entrada. ¿Qué raro, no? Dice.
Además, sabía la hora exacta en la que se despertó aterrorizada porque la radio estaba puesta dando los óscars, hago cálculos de tarada y me doy cuenta de que por entonces yo ya debía estar dormida pensando en posibles ronquidos y psicofonías.
Después de despedirme, vuelvo a casa rápidamente, enciendo todas las luces y saco la serpiente de goma de la habitación mientras tarareo “la barbacoa, la barbacoa, cómo me gusta la barbakiú” para infundirme valor. Pico en la puerta de la troskista y le devuelvo su puta serpiente, sin darle explicaciones. Toma, toma, hija.
A ver cómo le explico a nadie mi experiencia para anormal.
Ejemplar de serpiente troskio-mahoísta y maldita
12 comentarios:
Sin ningún género de dudas, todo lo que cuentas se debe al voraz apetito sexual que tu abuela y tú portáis en los genes. Está tan claro como el agua.
Freud me está haciendo una mamada ahora mismo.
Para que negarlo, se me ha puesto "gallina de piel" como diría cruyff.
ES TODO MENTIRA
está claro: sin duda es la venganza de la serpiente emplumada, el poderoso Kukulkán te vigila y te comerá enterita y cruda con una digestión eterna si no te haces esa foto sesi
Según la tradición de los navajos, soñar con serpientes significa tener ganas de surcar los cielos en un navío alado.
En serio.
yo me creo de que a usted las drojas ultimamente no le sientan nada bien :)
Amor plutónico, eso me ha herido. En todo caso me sientan mal la falta de ellas.
Cuidado con las experiencias paranormales. Que uno no crea en ellas no quiere decir que no existan.
Hay mucho mas que visceras y sentimientos dentro de las mujeres. Y no puedo leer más.
Tía a mí me pasó una cosa rara de esas con mi novio, yo creo que lo que pasa es que las personas que nos conocemos bien tenemos conciencia común y punto. Pero ánimo de todas formas por si al final resultan ser fantasmas.
haaaaaaaaay alma de orchata... los emepetreses no graban psicofonías, solo los formatos que suenen a cool y antiguo, como los cassetes y sobre todo los vinillos.
¡No cuela!
Publicar un comentario