lunes, julio 16, 2007

La noche de las empanadas rotas

Intentar seguir el ritmo con mi meñique derecho al son del merengue que atruena por los altavoces con un par de machos alfas completamente bronceados que me van dando progresivamente la espalda no es lo mejor para mi autoestima. Grito a sus indiferentes camisas blancas de Ralph Lauren que me voy al baño junto a la manada de hembras pero en lugar de eso me escabullo como puedo del compromiso puñetero y parto hacia donde se me valora como mujer, es decir, allá donde la mujer más que algo tangible es la sombra de ésta proyectada en las paredes de una habitación cavernosa: tertulia con Álex de la Iglesia.

Me asomo, oculto el mojito tras el toldo blanco, escucho a los curiosos proclamar su más que absoluta indiferencia a voz en grito acerca del gran buda que aposenta sus carnes en un sofá de Ikea:

- A mí esta gente que va de guays… No.

- ¿Ese gordo qué anuncia? ¿Magdalenas?

- No, tío, no. Es ése… sí, ése, lo tengo en la punta de la lengua, ¡el que hizo Torrente!

Es inevitable fijarse en la lorza de la nuca de Jesús Palacios, llena de conocimientos autodidactas que se le salen del cerebro y bajan hacia su espalda por pura fuerza gravitatoria. Ese mogollón de saber reconcentrado que toma vida mientras asiente me tiene hipnotizada y admiro, envidiosa, el nuevo órgano mutante que acabo de descubrir.

Pura lujuria con un toque de blur

Llega el turno de preguntas. Aquí ataca la horda de piratas new wave. Dios, no me moriré sin saber si al venerable le parece mejor que me descargue sus obras o que no las vea nunca en Dvd. ¿Qué crees que pensará, mamón?

Veo lo poco que queda de una empanada gallega mordisqueada al lado de la mesa de control con un súper relleno de bonito mientras el poderoso torrente trialcohólico formado por sidra, ron y cerveza fluye hacia mi mano derecha empujándome al abismo. ¿Alguna pregunta más? No la alces. Álzala. No. ¿Ninguna? No. Sujétatela con la otra.

- Sr. de la Iglesia, ¿se va a acabar esa empanada?

Pues si no hay más preguntas, eso es todo. Gracias.

Ya ha pasado la oportunidad. Ahora entiendo lo que sintió Peter Griffin al no beberse aquella sopa. Qué desatino.

miércoles, junio 20, 2007

Pepitilla Parade

Poco que contar sobre este tiempo en búsqueda del mojo. Aprendí que los seres humanos y las hormigas pueden convivir en el medio urbano en completa armonía; cavé una zanja con mi padre, tuvimos una conversación de hombre a hombre y encontramos una mina de azabache; me compré un volksauten; intenté iniciarme en el noble arte de la cetrería (en vano) y fui abofeteada por un camarero psicópata al que no le agradaba que me comiera el pan antes de que se sirviera la comida.

También el blog me absorbió como ente vivo que se desarrolla en mi ausencia. Ya sé que comments y estadísticas no sel kálate, Miyagui, pero tengo derecho a soñar… Fanáticos de la COPE, estraperlistas de links y ministeriosos, yo os amo.

lunes, marzo 26, 2007

Paradita


Doña Aureliana Maldía Traigo con DNI número 66645675 y domicilio en la Avda. de los Mundanos, puerta 3, escalera 1, a fecha 26 de marzo de 2007

EXPONE:

Que habiendo perdido la autora el llamado “swing”, se dispone a realizar un viaje espiritual para encontrarlo de nuevo.

Que dicho viaje no tiene una duración determinada y que en el transcurso de éste no es condición indispensable el dejar EL MEDIO, por lo cual es muy posible que la autora se manifieste en cualquiera de sus múltiples personalidades, mediante el - nunca llamado pero lo hacemos ahora- “trolleo consentido”, ya sea con swing o sin swing.

Que las causas de la pérdida del swing no se han esclarecido todavía, pero barajamos las siguientes:

- maldehamores

- ingestión masiva de orfidales

- bloqueo mental ante dilemas metafísicos y/o preguntas sin respuesta tales como “¿dónde está la mosca, aquí o allí?”

ES POR LO QUE SOLICITA:

Que los múltiples fans de este sitio envíen sus pésames temporales y tengan conocimiento de la estaticidad del blog hasta el re-encuentro con el llamado “swing”, para así evitar manifestaciones multitudinarias que enarbolen banderas rojigualdas pidiendo actualizaciones que no serán llevadas a cabo bajo ninguna amenaza hasta la supresión del no-swing.

Y PARA QUE ASÍ CONSTE:

Lo firma con sangre B+,

en Kaleito Town a 23 de marzo de 2007

La secretaria Himconpetente.

miércoles, marzo 21, 2007

Capturing the Kaleidoscopes

Estoy apurando una copaza de vino con Sara. No la veo desde hace mucho tiempo porque hemos tomado caminos diferentes en la vida: ella, más dada hacia los bienes materiales y yo, intentando alcanzar desde siempre la vida espiritual propiamente dicha. Vaya, que soy una pringada sin coche, sin hipoteca y sin ganas para ello.

Pero para entender esta relación de amistad, cuando ya no tenemos nada en común, hay que remontarse a la guardería, donde atravesamos nuestra fase anal juntas, metiéndonos margaritas y canicas por el culo. Más adelante, nos encontraríamos en el colegio, pasaríamos los veranos en los mismos campamentos (mar, montaña y granjaescuela, la santísima trinidad de nuestros padres) y soltaríamos gallitos de pubertad en los karaokes cantando la de: ni tú ni yo nos dimos cuenta que tras sus tetas no había corazón, sólo ambición uoooouooouoooo… Y tal.

Así que ahí estoy, enfrente de ella mientras me pone al día de toda la gente que podamos haber conocido: Anita se ha casado con un moro en los Emiratos, Javi guarda una botella de JB en su cajón – sí, eso ya me lo había dicho él- y yo, me dice, yo voy a poner parquet flotante.

Comprenderíais mi entusiasmo cuando, rauda, introdujo sus manos en el bolso buscando una foto en el móvil que ilustrara mi desconocimiento sobre los tipos de parquet existentes en este mundo. Tuve que pensar en alguna noticia que darle para que cesara en su empeño. Y recordé la llamada que me hizo mi madre hace ya un par de años, cuando me contó que acababan a meter en la trena a nuestro antiguo profesor de fotografía del colegio. Por lo visto, le gustaba hacerse gayolas delante de las niñas. Así que pongo esta sordidez en conocimiento de Sara. Ambas estábamos doblemente expuestas, porque no sólo íbamos a las clases del colegio, sino que también íbamos juntas a otra clase de fotografía – de pago - en el estudio particular del pede-rasta. El diálogo que siguió tras mi noticia fue más o menos así:

- ¿Y por qué coño íbamos a esas clases?

- Supongo que por la misma razón por la que nos apuntaban a música, natación, inglés, volleyball, radio, escalada, taller de matemáticas, piragüismo, bailes regionales, teatro…

- ¡Y a “orientación”!

- Es verdad, grandes gymkhanas las de “orientación”.

- Deberíamos ser putos genios ahora.

- Y con unos cuerpos esculturales, además. ¿Qué coño ha fallado?

- Ni idea.

- Oye, ya me acuerdo de por qué nos apuntaron a esa clase en concreto.

- ¿Por?

- El profesor era amigo de mis padres.

- Vaya. No es el primer pederasta que tus padres ponen en nuestro camino.

- ¿De qué hablas?

- Del escritor ése…

- ¿Lo conociste tú también?

- Sí, claro.

- Pero ése no era pedó-filo, era un viejo verde nada más.

- Qué dices. Salió en los periódicos.

- Salió en UN periódico. Ni siquiera lo denunciaron.

- Bah. Era asqueroso.

- Es posible, lo cual no lo convierte en violador de niños.

- Si el río suena…

- Lo que tú digas.

Me acabo la tapa de patatas al aliolazo y sigo con mis teorías:

- Bueno, yo no tengo por qué preocuparme. Recuerdo que los días que dábamos esa clase de fotografía, coincidía con gimnasia y teníamos que llevar chándal por narices. Aquello era una fiesta del táctel. Y es imposible trempar con esa visión.

Testimonio: un chándal de táctel de vivos colores - una lástima que no se aprecien- salvó mi tierna infancia

- Pues yo no tenía gimnasia.

- ¿Cómo que no?

- No, yo iba a la clase B.

- Ah, es verdad.

- Llevaba falditas.

- ¿Falditas de cuadros?

- Sí, joder.

- Ja-ja-ja. Señala en el muñequito dónde te tocó, Sara.

- No tiene gracia. Además no me tocó.

- Ya lo sé. En aquella época no se habría desviado aún.

- Oye, ¿quieres ver las fotos del parquet? Es que me tengo que ir en cinco minutos

- Claro.

Me las enseña. Y el hueco del salón donde va a ir el sofá. Y los putos pomos de las puertas. Pagamos y nos despedimos. Creo que van a pasar otros tres años hasta que nos volvamos a ver de nuevo.