jueves, febrero 14, 2008

I don´t know Jack


Si eres de los que nada más levantarse se colocan delante del espejo y señalan con el dedo acusador su propia imagen mientras se les llena la boca con un grandioso BORN TO LOSE, mereces todas mis simpatías. O como diría el Padre Brown: tengo una debilidad por las gentes que son locas y fracasadas, según su propia confesión.

Y Jack Nance lo era. Vaya que sí. Cómo entonces catalogaríais a alguien que le pide ayuda a Denis Hopper para dejar la bebida. Alguien cuyas últimas palabras fueron ¡cortaos el pelo y buscad un trabajo!

En el documental de Chris Leavens , I don´t know Jack, desfilan amigos y familiares del lynchito de oro. Quienes se tropezaron con él sólo pueden contar meras anécdotas. Son experiencias como alas, que les sacan de sus propios mundos y parece que a su lado hayan descubierto el secreto del Universo. Pero conocerlo, no. Inténtalo y acabarás masticando una mezcla de astillas de banjo y whisky.

Tras unos años ligado al mundo del teatro, optó por el papel protagonista de El Graduado, pero fue sustituido en último momento por Dustin Hoffman. El destino le tenía preparadas otras cartas mucho menos gloriosas. De hecho, varias veces se vio obligado a combinar su trabajo como actor con el de dependiente a tiempo parcial. Era en la exclusiva tienda Gumps de San Francisco donde ejercía uno de sus cínicos rituales el cual consistía en envolver aquellos caros regalos con papeles del periódico de los Panteras Negras.

Este amigo del caos que se definía republicano hasta la médula (¡en los setenta!, puntualiza espantada una de sus colegas) tuvo que disfrutar mucho imaginándose a las cuarentonas desenvolviendo sus cisnes de bohemia sin poder apartar la vista del papel de regalo que muestra la negra multitud congregada en el African Liberation Day.

Años más tarde, cuando Nance y Lynch fueron presentados, las cosas no empezaron del todo bien. El actor sentenció el proyecto de Cabeza Borradora. Aquel experimento que se estaba gestando le pareció otro tufillo arty fartsy perpetrado por un estudiante excéntrico - era su opinión y tenía derecho a expresarla- pero la chaladura de rodaje duraría cinco años, tiempo más que suficiente para que se forjaran las bases de lo que iba a ser una larga amistad entre este par de fricazos amantes de la pesca, de contemplar el hermoso veteado de las coníferas y de cualquier actividad que llevara aparejado el vestir camisas de franela a cuadros.

Pasando el rato

En la década posterior, su hígado iba pareciéndose cada vez más a una mousse de pato. Y en cualquier celebración familiar se avisaba previamente al hermano de Jack para que éste lo mantuviera lejos de los niños. "Se empezó a obsesionar con el ataque de los demonios", dice Denis Hopper, que coincidió con él en el rodaje de Terciopelo Azul. A Hopper llegó a amenazarlo con saltar de una ventana si no le ayudaba y, aun así, seguía recorriendo cada saloon y cada roadhouse con la semilla de la autodestrucción siempre latente. Para entendernos, si los niños colocan al lado de la cama esos ridículos atrapasueños con motivos indios, Nance tendría que haber empapelado sus paredes con una enorme jodida almadraba para atrapar sus delirantes pesadillas de borracho medio esquizo.

Después de sus continuas apariciones en casposas películas de los ochenta, decidió darse un respiro y encontró un trabajo como guarda de seguridad que le dejaba menos tiempo libre para disfrutar de su verdadera vocación como esponja humana. Este tipo de cosas eran las que desconcertaban a sus amigos pero Nance confesó estar harto de levantarse en mitad de la noche, lloviendo, sin saber dónde coño estaba.

Las chicas tampoco se le daban muy bien. Su esposa y su peluquera al mismo tiempo en Cabeza Borradora, o más conocida en el papel de la misteriosa Lady Leño en Twin Peaks, lo abandonó debido a su alcoholismo. Pero a principios de los noventa conoció a Kelly, una joven que estaba incluso más jodida que él, lo que le daba una oportunidad a Nance de rescatar a alguien del abismo.

Kelly era la sobrina de Dick Van Dycke, ya sabéis, el simpático deshollinador de Mary Poppins. Bajo el seudónimo de Nancee Kelly interpretaba papeles en pelis porno. Era una auténtica bala perdida aficionada a las drogas y a caminar por el lado más beshtia de la vida. Así que Nance intentó hacer a la chica una rehab casera y, con el ánimo levantado creyendo que por primera vez estaba ayudando a una persona, empezó a disfrutar de su carrera como actor.

Kelly

Por aquel entonces estaba rodando Las albóndigas IV (no te lo pierdas) y el director de tan magna obra cuenta la anécdota de cómo acabó aquella extraña pareja. Es una de las más bellas historias de hamor:

Jack vino a mi bungaló a decirme que su mujer se había suicidado. Pensaba que era una broma y le dije: Ey, estando casada contigo, ¿quién puede culparla? Entonces se le saltó una lágrima y supe que estaba hablando en serio.

Estaban hablando por teléfono, al parecer él la había dejado porque ella había vuelto a hacer películas porno y seguíacon las drogas. Ella dijo: Jack, si me cuelgas, me mataré. Como había tormenta, después de decir esto la línea telefónica cayó. Así que fuimos al pueblo más cercano para llamar desde un teléfono que funcionara, pero no contestaba nadie. Le explicamos la situación a un policía y éste llamó al servicio de rescate de Los Ángeles.

No podrías imaginarte lo culpable que se sentía y yo le decía Jack, no eres responsable de lo que ella haga. Hasta que nos llegó la noticia de que realmente la habían encontrado muerta.

Pero Nance ya se había comprometido con Bob Logan y su descacharrante porky-guión sobre jóvenes hacinados en bungalós con las pollas exhalantes de testosterona. Había que seguir con la película e, ironías de la vida, en la siguiente escena el personaje de Nance debía disculparse con su nieta de nombre Kelly por haberlo fastidiado todo.

Así que aquí tenemos a Jack ofreciendo su corazón recién arrancado del pecho y balbuceando Kelly, sweetheart, forgive me! un día después del suicidio de su novia Kelly Van Dycke. Y es que el mundo es un lugar muy extraño…

También se cerró el campamento para Nance. Nada de bromas adolescentes ni experimentos de aspirina en la cocacola. Había vuelto a las andadas: licores del viejo oeste para resucitar a los muertos. Después del rodaje regresó a la habitación de hotel que alquilaba desde hacía años y lo largaron tras disparar a la tele cuando aparecía Sam Donnaldson en la pantalla (televisión y armas, es lo que pasa).

El psicodrama era evidente. En 1996, al salir de la tienda Winchells Donuts borracho como una cuba instó a unos chavales a cortarse el pelo y buscarse un trabajo. La frase neocon no le gustó a la muchachada rabiosa y decidieron que aquel iba a ser su último donnette propinándole una paliza. Debido a las contusiones, moriría unas horas más tarde.