Tras unos años ligado al mundo del teatro, optó por el papel protagonista de El Graduado, pero fue sustituido en último momento por Dustin Hoffman. El destino le tenía preparadas otras cartas mucho menos gloriosas. De hecho, varias veces se vio obligado a combinar su trabajo como actor con el de dependiente a tiempo parcial. Era en la exclusiva tienda Gumps de San Francisco donde ejercía uno de sus cínicos rituales el cual consistía en envolver aquellos caros regalos con papeles del periódico de los Panteras Negras.
Años más tarde, cuando Nance y Lynch fueron presentados, las cosas no empezaron del todo bien. El actor sentenció el proyecto de Cabeza Borradora. Aquel experimento que se estaba gestando le pareció otro tufillo arty fartsy perpetrado por un estudiante excéntrico - era su opinión y tenía derecho a expresarla- pero la chaladura de rodaje duraría cinco años, tiempo más que suficiente para que se forjaran las bases de lo que iba a ser una larga amistad entre este par de fricazos amantes de la pesca, de contemplar el hermoso veteado de las coníferas y de cualquier actividad que llevara aparejado el vestir camisas de franela a cuadros.
En la década posterior, su hígado iba pareciéndose cada vez más a una mousse de pato. Y en cualquier celebración familiar se avisaba previamente al hermano de Jack para que éste lo mantuviera lejos de los niños. "Se empezó a obsesionar con el ataque de los demonios", dice Denis Hopper, que coincidió con él en el rodaje de Terciopelo Azul. A Hopper llegó a amenazarlo con saltar de una ventana si no le ayudaba y, aun así, seguía recorriendo cada saloon y cada roadhouse con la semilla de la autodestrucción siempre latente. Para entendernos, si los niños colocan al lado de la cama esos ridículos atrapasueños con motivos indios, Nance tendría que haber empapelado sus paredes con una enorme jodida almadraba para atrapar sus delirantes pesadillas de borracho medio esquizo.
Las chicas tampoco se le daban muy bien. Su esposa y su peluquera al mismo tiempo en Cabeza Borradora, o más conocida en el papel de la misteriosa Lady Leño en Twin Peaks, lo abandonó debido a su alcoholismo. Pero a principios de los noventa conoció a Kelly, una joven que estaba incluso más jodida que él, lo que le daba una oportunidad a Nance de rescatar a alguien del abismo.
Kelly era la sobrina de Dick Van Dycke, ya sabéis, el simpático deshollinador de Mary Poppins. Bajo el seudónimo de Nancee Kelly interpretaba papeles en pelis porno. Era una auténtica bala perdida aficionada a las drogas y a caminar por el lado más beshtia de la vida. Así que Nance intentó hacer a la chica una rehab casera y, con el ánimo levantado creyendo que por primera vez estaba ayudando a una persona, empezó a disfrutar de su carrera como actor.
Por aquel entonces estaba rodando Las albóndigas IV (no te lo pierdas) y el director de tan magna obra cuenta la anécdota de cómo acabó aquella extraña pareja. Es una de las más bellas historias de hamor:
También se cerró el campamento para Nance. Nada de bromas adolescentes ni experimentos de aspirina en la cocacola. Había vuelto a las andadas: licores del viejo oeste para resucitar a los muertos. Después del rodaje regresó a la habitación de hotel que alquilaba desde hacía años y lo largaron tras disparar a la tele cuando aparecía Sam Donnaldson en la pantalla (televisión y armas, es lo que pasa).
El psicodrama era evidente. En 1996, al salir de la tienda Winchells Donuts borracho como una cuba instó a unos chavales a cortarse el pelo y buscarse un trabajo. La frase neocon no le gustó a la muchachada rabiosa y decidieron que aquel iba a ser su último donnette propinándole una paliza. Debido a las contusiones, moriría unas horas más tarde.